En una emotiva Eucaristía presidida por el obispo Isauro Covili, la comunidad de Alto Hospicio vivió con alegría y fe la acción del Espíritu Santo, recordando el llamado a ser una Iglesia viva, misionera y fraterna.
8 de junio de 2025
Alto Hospicio

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En un ambiente de profunda alegría y recogimiento, la parroquia Nuestra Señora del Carmen en Alto Hospicio celebró la mañana del domingo 8 de junio su segundo aniversario desde su erección canónica, coincidiendo con la solemnidad de Pentecostés.
La Santa Misa fue presidida por el obispo de la Diócesis de Iquique, hermano Isauro Covili Linfati, y concelebrada por el padre Esteban y el padre Antonio, sacerdotes misioneros de Seúl.
Durante la celebración, se vivió un momento particularmente significativo con la procesión de los dones, en la que se ingresaron cirios encendidos, representando la luz del Espíritu Santo.
En su homilía, el obispo Isauro destacó el sentido profundo de la fiesta de Pentecostés, subrayando cómo el Espíritu Santo actúa en la diversidad de la Iglesia, dándole unidad, vida y misión. “Hoy es una fiesta que nos permite constatar la acción de Dios en medio nuestro. El Espíritu no es una energía impersonal, sino la tercera persona de la Santísima Trinidad, que nos anima, nos consuela y nos impulsa a la misión”, señaló.
Refiriéndose a la creación, expresó que esta no es obra de una sola persona divina, sino de la Trinidad entera: “La creación obedece a una acción conjunta del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Por eso, la vida cristiana nace también de esta comunión”.
El obispo también recordó que el Espíritu no responde a estrategias humanas o intereses institucionales, sino que es don gratuito de Dios. “No depende de nosotros, sino que es el mismo Espíritu quien suscita los carismas en la Iglesia, quien abre caminos nuevos y nos invita a ser una comunidad viva, misionera y fraterna”, afirmó.
Finalmente, exhortó a los fieles a ser testigos del Evangelio en la vida cotidiana: “Pentecostés no es solo un recuerdo, sino un acontecimiento que continúa. El Espíritu abre lo que está cerrado y nos empuja a salir, a reconocer al otro como hermano, a vivir con alegría y compromiso nuestra fe”.
Al concluir la Eucaristía, la comunidad parroquial vivió un momento de fraternidad con un compartir.
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Fuente: Comunicaciones Diócesis de Iquique