Educadores de Iquique, Alto Hospicio y Pozo Almonte celebraron juntos un encuentro de fe, esperanza y misión educativa.
14 de octubre de 2025
Iquique

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La tarde del martes 14 de octubre, la Plaza Arturo Prat de Iquique se llenó de alegría y oración con motivo del Jubileo de los Profesores, encuentro que reunió a docentes de colegios católicos de Iquique, Alto Hospicio y Pozo Almonte.
La jornada comenzó cerca de las 18:00 horas con momentos de alabanza y oración, animados por la hermana Genoveva Surco, misionera salesiana. En un ambiente fraterno, los educadores compartieron la lectura del Evangelio y escucharon una profunda reflexión del hermano Isauro Covili Linfati, obispo de la Diócesis de Iquique.
Durante este momento, los profesores trazaron el signo de la cruz en el suelo y luego lo compartieron con el compañero de al lado, gesto que simbolizó el aprendizaje compartido y la comunión en la fe.
Posteriormente, los docentes iniciaron una peregrinación hacia la Catedral de Iquique, templo jubilar, caminando con alegría y cantos de esperanza. Al llegar al frontis, se realizó un acto penitencial y los peregrinos fueron asperjados con agua bendita. Con la cruz procesional se golpearon las puertas del templo, que se abrieron mientras se entonaba el himno del Gloria, marcando el inicio de la Eucaristía Jubilar.
La Santa Misa fue presidida por el hermano Isauro Covili Linfati, y concelebrada por el padre Javier Sáez, vicario pastoral, y el padre Wilson Cuello, sacerdote redentorista. Acompañaron también el diácono permanente Andrés Lobos, de la Vicaría de la Educación, junto a sacerdotes y diáconos que colaboran en los distintos establecimientos educacionales de la diócesis.
En su homilía, el obispo Covili centró su mensaje en la parábola del sembrador (Mt 13,3), invitando a los educadores a “ser buena tierra para sembrar esperanza”.
Explicó que “la enseñanza del Evangelio no es una teoría, sino una proclamación viva del Reino de Dios”.
“Quien acepta la semilla comprende; quien no quiere aceptar, se niega a comprender. Jesús nos invita a acoger el Reino y entrar en el misterio del reinado de Dios”, señaló.
El pastor diocesano recordó que, en medio de las dificultades, el énfasis de la parábola está en lo extraordinario de la cosecha: “una buena noticia para los de oídos abiertos… el que tenga oídos, que escuche”.
Ante el cansancio y las dificultades propias del servicio educativo, animó a los presentes a mirar con esperanza la misión que realizan día a día: “Jesús nos dice hoy que tomemos las semillas y sembremos, a fondo abierto, en toda tierra. Quizá no lleguemos a ver la cosecha, pero tenemos que sembrar y sembrar como locos”, enfatizó el obispo.
En este contexto, el hermano Isauro integró frases que reflejan la dimensión humana y trascendente de la educación, recordando que: “La educación no es preparación para la vida; la educación es la vida en sí misma” (John Dewey). “Educar es un acto de amor que ilumina el camino para que recuperemos el sentido de la fraternidad” (Papa Francisco). “Creemos que la educación es una de las formas más efectivas de humanizar el mundo y la historia” (Papa León XIV).
Con estas palabras, invitó a los educadores a continuar siendo sembradores de esperanza, comprometidos con el crecimiento integral de sus estudiantes y con la transformación del mundo desde el aula.
Durante la presentación de los dones, ingresó el Cirio Jubilar, cuya luz representa a Cristo, luz del mundo y bendita misericordia. También fueron presentadas fotografías y nóminas de educadores y profesores de religión, símbolos de la misión evangelizadora de la educación, ofrecida a Dios como don y servicio.
Antes de la bendición final, el diácono Andrés Lobos, de la Vicaría de la Educación, agradeció a todos quienes hicieron posible esta celebración jubilar, destacando la participación activa y el espíritu de comunidad de los docentes.
El Jubileo de los Profesores concluyó con un ambiente de alegría y renovación espiritual. Los participantes expresaron su gratitud por haber vivido un encuentro que reafirmó su vocación como educadores al servicio del Evangelio, llamados a sembrar esperanza, amor y vida en cada estudiante y en cada aula de la Diócesis de Iquique.
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Fuente: Comunicaciones Diócesis de Iquique














