El obispo de Iquique instó a orar por las autoridades, denunciar las desigualdades, defender la dignidad humana y cuidar el medio ambiente, en una homilía marcada por la inclusión y la reflexión sobre el bien común.
18 de septiembre de 2024
Iquique
En la mañana del 18 de septiembre, en el Templo Catedral de Iquique, se celebró el Te Deum Ecuménico.
En la ceremonia, presidida por el hermano Isauro Covili Linfati, obispo de la Diócesis de Iquique, participaron diversas autoridades regionales y locales. En su homilía, el obispo agradeció la oportunidad de presidir el Te Deum y destacó el carácter inclusivo de la celebración, que contó con la participación de comunidades parroquiales, autoridades civiles, militares, sociales y representantes de diversas religiones. "Es una celebración que se realiza con la presencia de hermanos de diversas comunidades y hombres y mujeres de buena voluntad", señaló, expresando su gratitud por la asistencia de todos los presentes.
Uno de los ejes principales de su homilía fue el llamado a la oración por el bien común, siguiendo el consejo de San Pablo: "Ante todo, recomiendo que se ofrezcan súplicas, peticiones, intercesiones y acción de gracias por todas las personas, especialmente por los soberanos y autoridades". Monseñor Covili subrayó la importancia de orar por quienes ejercen la autoridad, recordando la responsabilidad que tienen para garantizar el bienestar del pueblo, especialmente de los más vulnerables, como los empobrecidos y los migrantes que han llegado a la región de Tarapacá.
Monseñor Covili también denunció las crecientes desigualdades en el país y los recientes escándalos de corrupción, como el "caso Audios", que evidencian el trato preferencial de las élites en el sistema judicial. "Los poderosos y la gente importante tienen un trato especial en el sistema judicial", declaró, condenando la disparidad entre el trato hacia las clases privilegiadas y los más vulnerables. Criticó duramente la corrupción que afecta al país, señalando que "los pobres son los grandes perjudicados con estas conductas", y pidió un análisis profundo de las estructuras que generan injusticias, llamando a un compromiso sociopolítico decidido para transformarlas.
En cuanto a la dignidad humana, el obispo se manifestó en contra de las leyes que promueven el aborto y la eutanasia, calificándolas como actos que agudizan la crisis moral del país. Defendió que "la vida humana es un bien indisponible" y que es necesario protegerla desde la concepción hasta la muerte natural. Además, hizo un llamado a la sociedad para que se adopten leyes que promuevan la vida y la dignidad humana, en lugar de fomentar la violencia a través de leyes que atentan contra los más indefensos.
Monseñor Covili también subrayó la importancia del respeto y la valoración de toda persona, independientemente de su condición social, credo o cultura, y mencionó la Ley Karin, inspirada en una enfermera que se suicidó tras sufrir acoso laboral. Afirmó que la trágica muerte de Karin debería impulsar un cambio cultural en los ambientes laborales, promoviendo el respeto y la prevención del acoso.
En el ámbito de la paz, el obispo aclaró que no se trata solo de la ausencia de conflictos, sino del bienestar integral del ser humano. Señaló que en Chile "falta mucho para que la paz sea real", y mencionó las precarias condiciones de miles de personas que viven en campamentos y enfrentan largas listas de espera en el sistema de salud, situaciones que calificó como violencia. Además, lamentó las muertes en la frontera de Colchane, donde al menos diez personas han fallecido este año, entre ellas una mujer venezolana de 44 años que buscaba una vida mejor. Criticó también los abusos laborales hacia los migrantes, especialmente aquellos indocumentados, quienes a menudo no reciben un pago justo por su trabajo.
El llamado a aprender a "mirar como el Buen Samaritano" fue central en la homilía. Monseñor Covili instó a mirar con los ojos de la misericordia, tal como lo hace Dios, quien siempre defiende a los indefensos. "Detenerse, compadecerse y tocar son verbos generadores de humanidad", afirmó, invitando a la sociedad a mirar la realidad social, política y económica desde la perspectiva de los oprimidos y vulnerables, para construir un país más justo.
Finalmente, abordó la urgente necesidad de cuidar la "casa común", destacando que el planeta sufre y que es necesario tomar medidas inmediatas para cambiar las conductas destructivas hacia el medio ambiente. "La tierra sufre y clama como una pobre más", expresó, llamando a la ciudadanía a asumir un papel más activo en el cuidado del medio ambiente y a desarrollar una cultura de respeto por los recursos naturales. Criticó la explotación excesiva de los recursos, como la minería y la agricultura, y denunció la falta de compromiso de muchos ciudadanos en cuestiones tan sencillas como mantener limpios los espacios públicos.
Monseñor Isauro Covili cerró su homilía con un llamado a la responsabilidad social de cara a las próximas elecciones, exhortando tanto a candidatos como a ciudadanos a actuar con transparencia, honestidad y compromiso con el bien común. Invitó a todos a participar en las elecciones de octubre y a elegir líderes verdaderamente comprometidos con el servicio público y la dignidad humana.
Encomendó, finalmente, la vida y el destino del país a la protección de la Virgen del Carmen, Madre y Reina de Chile, y a San Lorenzo, diácono y mártir, patrono de los pobres.
La celebración concluyó con los bailes tradicionales de la cueca y el cachimbo.
Una vez finalizada la ceremonia, Monseñor Isauro, junto a las autoridades presentes participaron de la parada militar en honor a las Fiestas Patrias, que se realizó en la plaza Bernardo O’Higgins de Iquique.
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Fuente: Comunicaciones Diócesis de Iquique