Con gran fervor y alegría se vivió la vigilia por la fiesta de Pentecostés en la Missio Ad Gentes de Alto Hospicio, en la ciudad de Iquique, donde más de 60 personas se congregaron para celebrar uno de los momentos más significativos del calendario litúrgico.
8 de junio de 2025
Alto Hospicio

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Familias completas, especialmente niños y jóvenes, participaron activamente de esta eucaristía que tuvo como centro la promesa del Espíritu Santo. La celebración fue presidida por el padre Juan Madrid, sacerdote que acompaña a esta Missio Ad Gentes de Alto Hospicio desde el año 2024.
Desde el inicio de la liturgia, el ambiente estuvo marcado por una fuerte espiritualidad comunitaria. El padre Juan fue guiando con cercanía y profundidad el camino hacia el misterio de salvación que representa Pentecostés, explicando que “cada palabra proclamada es una invitación a abrir el corazón a la acción del Espíritu Santo”. La comunidadse mostró receptiva y animada, unida por la esperanza de renovar su fe al recibir este “aliento de lo alto”.
En su homilía, el sacerdote destacó que Pentecostés no es sólo una fiesta, sino una alianza viva con Dios, que invita a los creyentes a dejarse transformar. “No basta con recibir el Espíritu, hay que vivirlo”, insistió el padre Juan, subrayando además que Cristo ha vencido la muerte para darnos vida en abundancia, y que esa victoria sigue siendo actual en cada comunidad que cree.
Uno de los momentos más emotivos de la noche fue la Primera Comunión de una joven de 14 años, quien ha recibido catequesis dentro de la evangelización que realiza la Missio Ad Gentes día a día. La adolescente estuvo acompañada de sus padres, hermanos y amigos, llenándose de emoción al recibir el sacramento por primera vez.
Esta celebración no solo evidenció el compromiso espiritual de la Missio Ad Gentes de Alto Hospicio, sino los frutos de la evangelización en la vida de la Iglesia local.
La Missio Ad Gentes de Alto Hospicio, ubicada en una de las zonas más desafiantes del norte chileno, continúa fortaleciendo su rol como espacio de evangelización y acogida, especialmente para quienes buscan encontrarse con Dios en medio de la vida cotidiana; y con celebraciones como la de Pentecostés renuevan el compromiso de vivir la fe en comunidad, con esperanza, alegría y apertura al Espíritu Santo que todo lo transforma.
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Fuente: Missio Ad Gentes