Obispo Isauro Covili presidió la tradicional celebración, animando a los devotos a vivir con esperanza, servicio y belleza interior, en el inicio del camino de fe junto a la Virgen del Carmen.
11 de julio de 2025
La Tirana

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En la mañana del viernes 11 de julio, en el Santuario de Nuestra Señora del Carmen de La Tirana, se celebró la Eucaristía de peregrinos y la tradicional bendición de trajes e instrumentos.
La Santa Misa fue presidida por el obispo de la Diócesis de Iquique, hermano Isauro Covili Linfati, acompañado por el diácono Sergio Fernández, y congregó a una gran cantidad de fieles, bailarines y promesantes, quienes con devoción llegaron hasta el templo para presentar sus vestiduras y ofrendas al Señor.
Durante su homilía, el obispo profundizó sobre el lema de este año jubilar: “Peregrinos de Esperanza”. Enfatizó que ser peregrino no es solo un tránsito físico, sino una actitud del alma que se mantiene en camino hacia el Reino, guiada por la fe en Cristo Resucitado. “La esperanza cristiana no es un simple positivismo, sino una virtud teologal que nos orienta permanentemente al cielo”, expresó.
El pastor diocesano hizo un llamado a vivir con fidelidad la fe en un tiempo marcado por la secularización, animando a los fieles a ser contracultura desde la humildad, el servicio y la belleza que brota del alma que se deja transformar por la gracia de Dios: “Estos trajes hermosos que hoy presentamos deben reflejar también una vida embellecida por la gracia, porque cada persona es la obra más bella creada por Dios”.
Asimismo, hizo memoria del texto del Apocalipsis, recordando a aquellos que “han lavado sus vestiduras en la sangre del Cordero”, y citó el Evangelio donde Jesús invita a sus discípulos a ser servidores: “El Reino se conquista desde abajo, desde el servicio, desde la entrega generosa”, señaló.
En las oraciones universales, monseñor Covili pidió especialmente por la paz en el mundo, invitando a todos a ser constructores de reconciliación en sus familias, barrios y comunidades.
Al término de la Eucaristía, los asistentes alzaron sus trajes e instrumentos que fueron bendecidos y asperjados con agua bendita. Finalmente, todos dirigieron su mirada hacia la imagen de la Virgen del Carmen, poniéndose bajo su amparo maternal para continuar este camino de fe como verdaderos peregrinos de esperanza.
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Fuente: Comunicaciones Diócesis de Iquique














